Breve reflexión Lehengoa mayo 12, 2016 origen

Así el hombre empezó a hablar en la historia

Érase una vez, hace mucho, mucho tiempo, en la prehistoria, la raza de los hombres estuvo a punto de extinguirse. Dios, el gran frío, dominaba la tierra. Las condiciones de vida eran durísimas y el hombre tenía que ingeniárselas para sobrevivir. El hombre tuvo que unirse y sacar lo mejor de sí mismo ante una naturaleza totalmente hostil. El hombre aprendió de esa naturaleza hostil y aprendió sus parámetros. El hombre empezó a hablar en clave con los parámetros de la naturaleza y con la clave del cielo y la tierra. Así el hombre empezó a hablar en la historia.

Restos de esta historia los tenemos en todas las lenguas y en particular en una muy antigua que hoy todavía se habla, el euskara.
LUR-ELUR: La tierra estaba nevada.
GAU-GAUR: Hoy dominaba la noche.
EGUN-NEGU: Durante el día es invierno.
En inglés tenemos otra palabra que nos corrobora este escenario.
SNOW-ES NOW: La nieve está ahora.

Por lo tanto podemos corroborar que DIOS, HAUNDI HOTZ, EL GRAN FRIO, dominaba la tierra de los hombres en la prehistoria.

En este escenario, no era de extrañar que ante la salida de unos rayos de sol, el hombre se pondría supercontento y colocó al sol como uno de sus parámetros importantes. Esta idea es corroborada por la palabra JESUCRISTO, EGUZKI HITZ HORI, la historia del sol que va ligada a la historia de la palabra y por lo tanto a Dios.

Ya los griegos se dieron cuenta que el calor destruye el magnetismo. Nuestro planeta es un campo magnético. Cuando viene Dios cambian los parámetros magnéticos de nuestro planeta. Al cambiar estos parámetros magnéticos, nuestro cerebro, nuestro ordenador natural, también cambia sus parámetros. No sólo cambia nuestro cerebro, sino que cambia también nuestro corazón. Por eso el hombre ha sido incapaz de sostener en el tiempo un sólo imperio. Todos los grandes imperios de los hombres han caído. Egipto, Roma…

Los ciclos de Dios influyen en los hombres creando ciclos más materialistas y otros más espirituales. Dios y sus ciclos influyen directamente en los ciclos lunares y solares, aumentando o disminuyendo la capacidad mental del hombre y la capacidad de amar de su corazón.

Resumiendo, el hombre está a merced de los designios de Dios y sus ciclos. Igual que los pájaros migratorios están a merced del campo magnético terrestre y cada otoño van a migrar hacia el sur y en primavera hacia el norte, los hombres crean imperios y después caen como un castillo de naipes. Cuando nos demos cuenta de nuestra pequeñez ante Dios y asumamos con toda humildad su poder, es cuando el hombre se reencontrará así mismo, volverá al camino de la vida y se salvará. Sin quitarnos la libertad, Dios es quien lo dirige todo. Es un misterio inmenso, que sólo conoceremos al final del mundo, al final de los tiempos.

Dios salva al mundo- Haundi hotz zabal moon do- mundua.

Lehengoa

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